domingo, 1 de junio de 2008


UN GENERAL DEL PUEBLO


El general Carlos Prats, un oficial constitucionalista

Fue Comandante General del Ejército durante el gobierno del presidente Salvador Allende (1970-1973) y renunció poco antes del golpe de Pinochet, quien lo sustituiría al mando del ejercito.Fue asesinado por agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) el 30 de septiembre de 1974 en Buenos Aires, al hacer estallar el automóvil en que viajaba con su esposa Sofía Cuthbert según constataron tribunales chilenos y argentinos. El alto militar había servido como ministro de Estado de Allende en los gabinetes cívico-militares de finales de su mandato. Mientras Pinochet estuvo en el poder, el nombre de Prats fue prácticamente borrado de los registros históricos de las fuerzas armadas, lo cual fue reparado en 2004.
A los 16 años ingreso a la escuela militar. Allí realizó una brillante carrera, egresando como el mejor alumno en 1934. Siendo muy joven según señaló después en sus memorias, había aprendido la lección de que el Ejército es una institución que no tiene derecho a usar ilegítimamente las armas que el pueblo le entrega para la soberanía patria contra sus propios compatriotas.
Al igual que el general Schneider (también asesinado por la sedición burguesa), el general Prats fue un constante defensor del constitucionalismo al interior de las Fuerzas Armadas. Su doctrina señalaba que la función del Ejército es exclusivamente profesional, siendo su misión permanente la de garantizar la soberanía nacional, estándole vedado deliberar frente a las alternativas políticas.
Respecto a Salvador Allende, el general Prat lo reconocía como uno de los gobernantes más lúcidos progresistas y osados del Chile del siglo XX y al mismo tiempo el más incomprendido.

Que gran diferencia de este verdadero general del pueblo con el que hoy mediaticamente la derecha y la concertación quieren imponer.Que patético ver la mascarada que aquí nos han montado, nada pasó en tres días, ni accidentes ni robos hubo, ningún cura violó ningún niño, ningún alto funcionario defraudó al fisco, ningún juez eludió la tarea de juzgar a ningún criminal, nada pasó, solamente murió el jefe de la represión, ¿cómo podía haber otra noticia siquiera?, Moreira presto lo bautizó el general del pueblo, todos asumieron el bautizo, hasta el hijo que en el funeral de su padre preguntó (quizá lee a Benedetti) qué bueno sería que también hubieran jueces del pueblo, ministros del pueblo, diputados del pueblo. Nada ocurrió estos días, los medios fueron todos enrolados para el panegírico del "general del pueblo" muerto en "acto de servicio" es decir, mientras visitaba Colón, ambos con sus señoras que en la cúspide de la farsa son cubiertas con la bandera nacional "caídas en acto de servicio", pardiez, que carnaval hemos vivido con la Bachelet a la cabeza de todo incluso leyendo o recitando pasajes de la biblia, a la gorra del "general del pueblo" le sumaron un rosario, a la espada (¿son tiempos de espadas?) Le sumaron unos botines de guagua, pardeiez, qué carnaval estamos viendo para decirnos que toda la elite, más todas las armas, más todos los curas, más todos los burgueses están unidos en torno a la figura implacable de la represión a los que protesten contra el orden neoconservador imperial izado.